Paseo Gourmet Nro. 1


La cultura oriental siempre ha sido una gran fuente de fantasías para los occidentales. Durante la última década, se impuso como una tendencia, habrá visto El Viajero Ilustrado, que ocupa diversos aspectos: influye en la indumentaria, en las disciplinas físicas (el yoga, el tai chi chuan, la meditación zen, las artes marciales) y también en las comidas. Antes la cocina china; hoy, nos guste o no el pescado crudo, todo el mundo está atravesado por el despertar del sushi (que dista de ser sinónimo de pescado crudo, pues consiste además en arroz cocido con vinagre y vegetales) Pero el caso es que abundan los sushi-bares y el ranking de los eventos exitosos está encabezado por las sushi-parties. Demás está decir que en tales situaciones, pedir un par de cubiertos es algo totalmente fuera de lugar: aquí imperan los palitos chinos (cuyo nombre en ese idioma alude a la rapidez) que se originaron durante la dinastía Shang (c. 1766-c. 1122 a.C.) y luego se difundieron por toda Asia oriental. Hoy, sin embargo, seguidores fervientes de esta moda cometen papelones mayores sin siquiera notarlo. El Viajero Ilustrado ha visto por el mundo muchos comensales que transpiran intentando atrapar algún pequeño y esquivo camarón, y ni hablar de enfrentarse al arroz, resbaloso por la salsa.

En primer lugar, si uno decide aceptar el desafío de los palitos, debe manejar mínimamente la técnica, que es bastante sencilla y se domina con un poco de práctica: hay que ubicar uno de los palitos, (el que queda fijo) en la curvatura que forman el pulgar y el índice, y sujetarlo también con el mayor. El otro se sostiene como una lapicera. Moviéndolo hacia arriba y hacia abajo; juntando y separando los extremos del primero con el segundo, se consigue el tan deseado efecto pinza. En esto consiste el ABC de su uso, en el que tanto chinos como japoneses demuestran una asombrosa habilidad.

En Japón se los denomina "ohashi" y su empleo en la elaboración y degustación de los platos, es una tradición sumamente arraigada. Antiguamente, el largo de los palillos se hallaba en relación con el estatus social. En el presente, los más comunes son los de veinte centímetros, realizados en madera y unidos por el extremo más grueso. Se los desprende para usarlos y luego de la comida se los descarta. Como obras artesanales, hay variedad de materiales y diseños: de plástico duro, marfil, plata, ciprés japonés, cedro y bambú; laqueados y sin laquear; con punta redondeada, chata o calada; lisos o facetados; cilíndricos (más comunes en China) o cuadrangulares (de origen japonés). Los comercios ofrecen un surtido capaz de satisfacer todos los gustos. Aunque resulte inverosímil, en Alemania, marketineros del sushi boom crearon unos anteojos desarmables cuyas patillas fueron especialmente diseñadas para deleitarse con dicho platillo. No obstante —piensa El Viajero Ilustrado— ya que no ven lo que se llevan a la boca, en realidad podrían estar comiendo cualquier cosa.

Los historiadores conjeturan que el hábito de comer con palitos se originó en China hace alrededor de 3.500 años. Durante muchísimo tiempo, la economía y la cultura de este país se desarrollaron en forma aislada. Por entonces, gran parte de la población vivía en zonas rurales, sin ningún contacto con el mundo y en condiciones bastante precarias. Es natural que sus primeros utensilios fueran ramas de árboles y brotes de bambú. Lo extraño es que la costumbre no haya desaparecido luego de semejante cantidad de siglos. Se manejan distintas hipótesis al respecto: una de ellas sostiene que los chinos, tan amantes de la paz, se niegan a usar "armas de guerra" en el momento del encuentro familiar, es decir, durante las comidas; otros les atribuyen propiedades beneficiosas para la salud, porque al movilizar ciertas coyunturas y músculos de la mano, tensionan y relajan terminales conectadas al cerebro, estimulando de esa manera el sistema nervioso y el muscular.

Pero mientras que los orientales los manipulan sin ninguna clase de esfuerzo, a muchos de nosotros nos exige la misma concentración que a un cirujano el momento decisivo del corte. "Precisión", pensará El Viajero Ilustrado tratando de capturar un trozo de carne que flota burlonamente en el caldo de una gran sopera. Comer se vuelve entonces un ejercicio que involucra los reflejos, el pulso y el dominio de sí. No por casualidad estos palitos dieron lugar al surgimiento de un juego que consiste en tirar un puñado sobre la mesa e ir retirándolos de uno sin mover ninguno de los otros. Será por eso que también, una de las pruebas de templanza y destreza que practicaban los antiguos cultores de las artes marciales, consistía en usarlos para cazar moscas: su vuelo distraído terminaba entre los dos palitos.




PD: pactica para la proxima!!!!

7 Comments:

  1. lucas said...
    aunque bien empleado el youtubeo, enmarcado en un contexto como debe ser, y no videos colgados sin sentido, te tengo q dar con un caño
    muuuy largo, choto, y si vas a plagiar cita la fuente!!
    no creo que tus trabajos para la facu sean tan autenticos como este post

    http://www.clarin.com/suplementos/viajes/2004/09/19/v-01021.htm
    lucas said...
    ah, y casi me olvido, puto los que comen con palitos, aguanten la pizza y las empanadas
    Anónimo said...
    jajaja chiquito! te tiraron abajo mal tu info sobre el suhshi y su historia q feo no? yo me culturice un poco, pero igual sabes que los palitos me ganan (aguante los de chicos!)
    te mando un beso!
    bye bye
    Kadorna said...
    jajajja , comom lo cazaste lucho... Ladron ultima vez que hace sun copy paste tan aburridoo!!

    aguante el suyi
    Sr. X said...
    choto por donde lo mires
    Kadorna said...
    ESTO NO ES SEXY O NO APARATO!

    decile a las chicas que entren a kevinelgato.blogspot.com y deja de usar esto como un servioco publico !
    Anónimo said...
    che simpatico (kadorna), a mi me djiste aparato? o al chiquito? chiquito defendeme!... bueno no escribo mas...bye bye!

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